martes, 23 de junio de 2009

Ufffffff

Posted on/at 21:19 by RonMocha

Vale, mis últimos post se dedican única y exclusivamente a mis experiencias ginecológicas, o mejor dicho, cómo ginecóloga. Pero es que ahora es casi lo más importante de mi vida o al menos a lo que más tiempo le dedico.

Esta mañana de martes ha sido de locos. En menos de seis horas cayeron seis cesáreas, mi tercer parto, y alguna que otra consulta. Pero me voy a dedicar a una de las seis cesáreas.

Acababa de salir de hacer el parto (Valeria, una niña de 3.700 gramos) cuando suena un timbre mientras una luz parpadea. Algo así como "mueve el culo, aunque no sepas a dónde, porque algo pasa". Un parto vaginal que no avanza y necesita cesárea urgente porque el niño empieza a agotarse. En unos diez minutos todo esta preparado para abrir a la mujer y extraer a ese niño que pasa de nacer (que conste, le entiendo). El simpático Quique (Dr. Varela) me deja de primer ayudante, y parecía que todo iba bastante rápido. Pero cuando mi compañera Cristina ya había abierto el útero para sacar al niño, éste se quedó encajado. Por más que ella lo intentaba, y yo le ayudaba empujando desde la parte superior de la tripa para aumentar la presión, el niño no cabía. Me aparté para dejar a mi adjunto, que con unos fórceps intento cogerle la cabeza para así poder tirar mejor de él. Pero ni con esas. Los fórceps se escurrían, el útero empezaba a desgarrarse y el bebe no cedía. 

Cristina empezaba a ponerse nerviosa, y yo... Uffffff. Que sensación de impotencia. Ver cómo ese hueco no era suficiente para el niño, ver que por más que aspiraba el pequeño tragaba sangre y líquido amniótico. Ver cómo el color rosado del principio iba tornándose en violáceo. Incluso el mismísimo adjunto empezaba a desesperarse porque hasta tres veces intento poner los fórceps sin buen resultado.

Después de un par de minutos (que a mi parecer fueron un par de horas) con el bisturí ensanchó la cicatriz, consiguió desencajar la cabeza y por fin le sacó. Mientras intentábamos controlar la hemorragia, una angustia nos invadía. ¿Por qué no llora? De nuevo, unos pocos segundos parecen infinitos, hasta que el pequeño mocoso cabezón se dignó a hacer ruido. Uffffff.

Creo que han sido los llantos más agradables que he oído en mi vida. Deseaba que siguiera chillando mientras unas lágrimas de emoción se fundían con el sudor de los nervios.

Ufffffff.

PS- Al terminar todo fui a ver al niño, y salvo una cabeza inmensa de fábrica y un pequeño rasguño en la oreja por los fórceps, el pequeño Hugo está perfecto :) Y la madre también.

2 comentarios:

Ronmocho dijo...

Ay, si es que los Hugos tienen la cabeza muy grande, mira el gemelo ¿malvado? de Bart... Pero al final todo salió bien! Además, así tus mañanas tienen más emoción :D

Mientras todo acabe saliendo bien, pequeña, todo va sobre ruedas.

Xaooo!

Anónimo dijo...

Me estaba poniendo nerviosa según lo iba leyendo, me imaginaba a tu lado viviendolo contigo!!!!
Joder con el Huguito, dando guerra desde el primer momento. Estas hecha una profesional!
Tu nos imaginabas así cuando nos pasabamos las tardes de CTO partiendonos de risa?????? Vya tela, como nos hemos espabilado churr.

Tu topillo que rueda por las praderas está saliente de guardia, y se va a las rebajas de empalme!!!! (ya dormiré más tarde!)
Un besito muy fuerte desde las tierras alcalaínas!!!

Inmi

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